jueves, 8 de octubre de 2009

El 17-O por la vida en Madrid!


Cansado y aburrido de unas largas vacaciones, pero merecidas al mismo tiempo, me digne hace un par de semanas a leer la obra de un célebre personaje histórico español del siglo XX, nada más y nada menos que La rebelión de las masas de don José Ortega y Gasset, pues un joven entusiasmado de las Humanidades como yo, no puede pasar por alto tal obra como la mencionada.

Me resultó muy curiosa esa fijación del propio autor, por el siglo XIX y a su vez por la figura del hombre-masa de su tiempo. A lo largo que avanzaba en mi lectura, la persona que aquí escribe estas líneas intentaba trazar un análisis comparativo de ese individuo masificado en nuestro propio presente, ¿realmente existe el hombre-masa en la actualidad?, ¿será una enfermedad?, ¿pertenezco yo a dicho grupo tal vez?, un mar de ideas y preguntas se enfrentaban en mi mente ante tanta cuestión. Así pues, me quede con una frase que decía lo siguiente “El mundo que desde el nacimiento rodea al hombre nuevo no le mueve a limitarse en ningún sentido, no le presenta veto ni contención alguna, sino que, al contrario, hostiga sus apetitos, que, en principio, pueden crecer indefinidamente”.

Esta dicha me hizo reflexionar, ¿no tenemos límite?, ¿marcamos nosotros nuestro propio camino?, ¿quiere decir que somos dueños y señores de todo?, ¿incluido nuestra vida?, entonces llegué a mi grado máximo de exhortación, ¿si no tenemos límites, eso indica que también somos dueños no solo de nosotros, si no de los demás también?, esta última idea que interrumpió en mi mente, “ser dueño de otra vida” me dejó anonadado por el simple hecho de poder pensar que puedo decidir de forma directa en la vida de otro ente, pero ¿y si ese ser no puede defenderse?, ¿será entonces las diversas autoridades los que salgan en su defensa?, fue entonces cuando me di cuenta que, ¡¡el hombre-masa existía realmente!! , en un avance sin límite, ahogado en el más profundo océano de la indiferencia y principios, rompiendo todo límite o barrera, y siendo capaz de abortar al niño que engendra y lleva dentro de si mismo, para terminar arrancándole finalmente la VIDA.


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